La vida no es un pasillo recto y fácil
por el que viajamos libres y sin obstáculos,
sino un laberinto de pasajes
en el que debemos hallar nuestro camino,
perdidos y confundidos, una y otra vez
atrapados en un callejón sin salida.
Pero, si tenemos fé,
Dios siempre nos abrirá una puerta
que aunque tal vez no sea
la que queríamos,
al final será
Salu2.